El grupo bodeguero Juan Gil tiene vinos en las mesas de los mejores restaurantes y en las tiendas gourmet de todo el mundo. La centenaria bodega familiar facturó 31 millones de euros en 2015 y realizó las tres cuartas partes de sus ventas en 41 países pese a su reducido tamaño. Su primer mercado exterior es Estados Unidos, donde se ha aupado hasta vender casi 2,8 millones de botellas anuales (un tercio de su producción) gracias a las calificaciones de los críticos. El crítico de vinos más influyente del mundo, Robert Parker, dio una nota de 99 puntos sobre 100 a El Nido, una de las marcas de la bodega. “Las 28 marcas que vendemos en Estados Unidos tienen muy buenas críticas en las catas de los expertos del país, que marcan la tendencia mundial del consumo de vino”, cuenta Miguel Gil, director general de Bodegas Juan Gil.
La cuarta generación de la familia Gil ha llevado la bodega a la champions league del vino en solo 15 años, aplicando la estrategia del crecimiento de las multinacionales (tener productos notorios por calidad, precio y posición, e internacionalizarse). Los artífices del negocio han sido Miguel (ingeniero aeronáutico, llegó a ser directivo industrial en CASA, actual Airbus) y su hermano Ángel (auditor economista) que utilizaron su experiencia empresarial para relanzar una bodega que había quedado reducida a la venta de vino a granel por la muerte prematura del progenitor.
“Hemos desarrollado una forma propia de trabajar porque pertenecemos a una saga de vinateros y conocemos el sector, pero el haber trabajado en otros sectores nos ha permitido ver el negocio con una perspectiva distinta a la de los bodegueros tradicionales”, explica Miguel Gil.